Ceremonia del lápiz

Por: Madre de familia

Grado once       

 

Soy una de las madres que tiene su hija estudiando en esta importante institución en el grado once.

            Días anteriores, llegó a mi casa la circular sobre la ceremonia de entrega de símbolos ICFES a nuestros hijos. Nunca había asistido a un acto de esta índole, no sabía de qué se trataba, pero nos pedían que lleváramos una botella de agua y una chocolatina. En ese momento, no sabía para qué eran estas cosas.

            El 22 de agosto a las seis y media de la mañana, todo estaba dispuesto: estudiantes formados por cursos con sus docentes y sillas distribuidas a lado y lado de los alumnos para que nosotros, como padres, nos sentáramos.

            Los profesores de los grados once eran los organizadores en cabeza de la rectora, Miryam Arias, y la coordinadora, María Eugenia Pulga. El programa inició con los himnos de Colombia, Cundinamarca y Cajicá. Después, cada docente leyó el significado del agua, de la chocolatina, del lápiz, del tajalápiz y del borrador.

Empezó la coordinadora con un discurso sobre el agua, dijo que ella era la fuente de la vida. Esto me impactó porque le daba otro sentido diferente al que uno tiene sobre este elemento y muchas otras cosas hermosas y muy dicientes para nuestra vida. La profesora Eileen habló sobre el lápiz como el instrumento que deja huella, que iba a ser la ayuda perfecta en el examen ICFES y en su vida futura. La docente Patricia hizo una pequeña reseña histórica acerca de la chocolatina, donde nació y sus atributos como energía para el cuerpo y la mente. Sobre el tajalápiz, el profesor John Jairo expresó que, a pesar de que se les presentaran dificultades, iban a pasar por ese remolino del tajalápiz que los iba a formar, moldear y pulir en el transcurso de su vida; y el borrador les servirá para corregir los errores que tuvieran. Todos esos significados me impactaron y hasta me hicieron aguar el ojo, observé alrededor y vi reflejado en otros padres mi sentir.

El siguiente punto, la entrega del lápiz, borrador y tajalápiz por parte de los estudiantes del grado sexto a los de grado once, fue muy emotivo y significa el ejemplo y el legado por parte de los estudiantes de último grado a los más pequeñitos de secundaria.

Por último íbamos nosotros, los padres, caminamos hacia el centro del escenario a encontrarnos con nuestros hijos y entregarles el agua y la chocolatina. En ese momento, mi corazón latía tan rápido que pensé se iba a salir de mi pecho. Abrace a mi hija y le dije “Dios y el Espíritu Santo te den mucha sabiduría en tu vida y en el día del examen del ICFES”; le di muchos besos y le dije que la amaba. Sentí, en ese instante, que cada padre y cada madre bendecirían a sus hijos de igual manera.

¡Qué acto tan expresivo y hermoso el que vivimos como padres aquella mañana! Aunque un poco lluviosa, eso no impidió terminar la entrega de símbolos. Nunca se nos va a olvidar aquel día tan especial y lleno de tantas emociones. Pensar que nuestros hijitos pasaran a otra etapa de su vida, como puede ser la universidad, trabajo u otros estudios. Como padres, siempre estaremos dispuestos a apoyarlos en lo que necesiten en el transcurso de su vida y podrán contar incondicionalmente con nosotros.

Gracias a las directivas de la Institución por toda la formación de valores e instrucciones que, a través de los años, inculcaron a nuestros hijos. Dios los bendiga y muchos éxitos en su labor educativa.

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